Tal como se relató a Erica Rimlinger
No estaba tomando ningún riesgo cuando caí. Caminaba en un sendero pavimentado en el parque con mis hijos adultos cuando tropecé aparentemente de la nada. Me tambaleé hacia adelante, dejando mis pies atrás mientras la parte superior de mi cuerpo caía hacia el pavimento a alta velocidad. Soy una pianista profesional y pensé que había entrenado mi mente para no usar mis manos para soportar el impacto de una caída, pero en ese momento crítico, el instinto superó mis deseos y caí sobre mis manos.
Me levanté rápidamente, avergonzada, diciendo insistentemente que estaba bien. Pero después de unos pasos, empecé a dudarlo. Sentía mucho dolor en mis brazos, muñecas y manos. En ese momento, regresamos a casa.
Al día siguiente, mis codos estaban morados, hinchados e irradiaban dolor. Sentía más malestar en un codo que en el otro. Sospechaba que tenía una fractura, pero también pensé que era raro que una caída tan insignificante generase suficiente impulso para que se fracturen huesos.
Puesto que mi trabajo requiere el uso de mis brazos y manos, no tuve otra alternativa que hacer que un proveedor de atención médica (HCP, por sus siglas en inglés) me examine. Soy música y profesora de música a tiempo completo y tocó en presentaciones en las instalaciones de mi institución educativa y profesionalmente en escenarios en todo el país. Mi capacidad de tocar música es mi sustento.
Una prueba de rayos equis confirmó mis sospechas: Un hueso de mi codo estaba fracturado. Después de que mi otro codo siguió doliéndome e inflamándose, hice que me hagan otra prueba de rayos equis y se detectó otra fractura en ese codo también.
Nunca había tenido una fractura y en esos momentos, repentinamente, tenía dos huesos fracturados. Después de investigar usando el internet, encontré una posible explicación de mi repentina fragilidad: la osteoporosis, un trastorno que debilita los huesos. Llamé a mi proveedor de atención médica y le pregunté si sería conveniente que me hagan una prueba de densidad ósea. Tenía apenas 58 años: La mayoría de planes de seguro médico normalmente no pagan por pruebas de densidad ósea hasta cumplir 60 años, pero puesto que tuve una fractura y mi proveedor de atención médica estuvo de acuerdo en que debían hacerme esa prueba, el seguro la cubrió.
Tenía dos factores de riesgo de osteoporosis antes de la caída: Era una mujer de mediana edad con una complexión física pequeña. Sin embargo, no tenía otros factores de riesgo: No tenía antecedentes familiares de osteoporosis, nunca fumé, tomaba un multivitamínico para mujeres a diario y hacía ejercicio en forma regular.
Después de que la prueba de densidad ósea confirmó que tenía osteoporosis, me sentí frágil y vulnerable y me preocupaba caminar. Siempre he corrido, caminado y paseado en excursiones en forma regular. Pero a partir de ese incidente, evitaba esas actividades. Me daba miedo caer y fracturar otros huesos.
Empecé a tomar un medicamento para reducir la pérdida ósea. Empecé a nadar en vez de caminar. Nadar fue útil para mí de muchísimas formas. Obtuve fortaleza, seguridad y masa en mis brazos. Siempre había practicado yoga pero ahora me enfocaba más en desarrollar equilibrio y fortaleza durante mis prácticas.
2025
Mis codos sanaron y estuve muy agradecida de que mis muñecas no se fracturaron. Todavía podía tocar el piano. Además de enseñar, también toco música para la Iglesia. Cuando se fracturaron mis huesos, no pude tocar el piano solo un domingo. No toqué particularmente bien la semana que volví a hacerlo, tuve que posponer un proyecto de grabación y retrasar un concierto, pero podía tocar el piano y estaba muy agradecida por eso. Empecé a tocar guitarra para un programa de terapia musical, había obtenido una certificación justo antes de mi caída y tuve que volver a aprender esa destreza después de que los huesos de mis codos sanaron.
Mi caída ocurrió hace tres años y mi doctor solicitó una segunda prueba de densidad ósea hace unos meses. Me sorprendió enterarme que el medicamento que tomé revirtió mi pérdida ósea. Todavía tengo riesgo de desarrollar osteoporosis otra vez, pero ahora tengo una versión menos grave denominada osteopenia, lo cual significa que mi densidad ósea es menor que lo normal pero no lo suficiente como para que se considere osteoporosis. La mayoría de personas descubren que tienen osteopenia antes de que se vuelva osteoporosis, como la prediabetes antes de un diagnóstico de diabetes. Mi proceso diagnóstico pasó de la etapa de enfermedad a la de prevención.
Comparto mi historia para ayudar a mujeres a entender la importancia de asumir la responsabilidad de su salud ósea. Quiero que la gente sepa que la salud ósea cambia y que puedes mejorar tu densidad ósea con tratamiento y con cambios de tu estilo de vida.
Quiero hacer todo lo necesario para que mi salud ósea siga mejorando. Además de mi medicamento, tomó suplementos de vitamina D y calcio y hago ejercicios que fortalecen los huesos. Estoy agradecida de poder seguir tocando música y de disfrutar las cosas que amo, incluyendo excursiones, las cuales evitaba desde mi caída. En una visita reciente a mi hijo en Colorado, mi esposo y yo fuimos a una excursión en las montañas. Usé bastones de senderismo para tener más estabilidad, pero no dejé que el temor de tener una caída me detenga. Cada vez que esos bastones tocaban el suelo, era como música para mis oídos.
Este recurso educativo se preparó con el apoyo de Amgen y UBC. Contenido desarrollado independientemente por HealthyWomen.
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